viernes, 8 de febrero de 2013

San Pedro, un pez mas que santo


Según el evangelio de Mateo, San Pedro, cumpliendo instrucciones de Dios,  saco del agua uno de estos peces y le extrajo de la boca una moneda de oro para pagar los tributos romanos. Al hacerlo, dejo sus huellas en el costado del animal y a partir de entonces, este  pescado, tomo su nombre.  Yo, lo sacado de la pescaderia, y aunque no he encontrado en su interior ninguna moneda, lo cierto es que este pescado es una joya en si mismo, y su degustación una vez pasado el tamiz de la alquimia culinaria, es un autentico regalo para el paladar. Como otros peces deliciosos, su aspecto extravagante, no es mas que un engaño, ya que una vez cocinada, su carne, blanca y suave, es una de las mas   delicadas y sugerentes de entre todos los peces.

El San Pedro navega como ingrávido en los laberintos rocosos mas profundos, con todas sus aletas bien alertas como antenas y la boca gigantesca abierta como una amenaza permanente.  Como un autentico monstruo galáctico en el espacio marino.  

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