miércoles, 24 de febrero de 2016

Como sobrevivir en los restaurantes y disfrutar en el intento



40 años en la cocina,
retrospectiva  
Mi primer libro

Siempre quise ser escritor.  Lo tenia tan claro, y tan pronto, que en mi primer carnet de identidad, a los catorce o quince  años,  en la casilla de profesión, no tuve la mas mínima duda al poner : escritor. Aun recuerdo la cara  de escepticismo que me puso el funcionario policial —Escritor?— preguntó, —Si, escritor— respondí con una sonrisa  de autocomplacencia total. De hecho, ya había hecho mi primer verano en la cocina, pero era una trabajo temporal, o al menos eso creía en aquel momento, además, a aquel tipo,  tampoco le importaba lo que yo hiciera con mi vida.  Por eso, cuando tuve mi primer libro entre mis manos, fui tan feliz. 

Hacia tiempo que publicaba artículos y reportajes en distintas revistas; de hecho ya a los quince años había escrito y publicado algunos textos en la revista Ancora, semanario de la Costa Brava,  divagaciones varias sobre la vida i el mundo de adolescente comprometido, textos que no resisten en forma alguna una relectura actual.  Pero un libro, con mi nombre en la portada, eso era alcanzar por fin , quince años después, el objetivo indicado en mi primer DNI. O al menos, así me lo parecía entonces, y me lo parece ahora. Me hubiese encantado escribir y publicar una gran novela, una ficción enorme con multitud de personajes y  una  compleja trama llena de situaciones; aun lo deseo, pero finalmente, y por lógica, mi primer libro hablaría de cocina. Eso si,  no iba a ser uno cualquiera, un titulo mas que transitara discretamente por las librerías; tenia que ser algo nuevo, sorprendente, distinto, un libro que a nadie antes se le hubiera ocurrido, o al menos, que no hubiera publicado. Era muy difícil, pero lo conseguí.

En los ochenta llego la revolución de la nueva cocina, aquella que catapulto a los cocineros muy por encima de sus recónditas y olvidadas cocinas, hasta la popularidad absoluta y gran notoriedad social.  De repente ser cocinero, era lo mas,  estaba de moda, tanto, que hasta algunos que jamás habían pisado una cocina, de repente aparecían vestidos con impolutas chaquetillas blancas de cocinero.  La nueva gramática culinaria se extendió por todos sitios cambiando las cartas de los restaurantes y la forma de entender la cocina. Algunos interpretaron estas nuevas formulas a su manera, con mas o menos fortuna, y otros, demasiados, las usaron de coartada para servir en sus mesas platos abominables.  

Me propuse explicarlo todo. Y de paso, también como funcionaban los restaurantes; las interioridades, la trastienda. Quería que los lectores supieran lo que ocurría cuando el camarero llevaba su comanda a la cocina, como se organizaba el trabajo, como se relacionaban camareros y cocineros, como se le ponía nombre a los platos, que era un cocinero, un chef , un maitre, que mas personajes habitaban los restaurantes, de donde venían y sus funciones,  etc… También unos consejos de cómo acertar al escoger restaurante, que prevenciones y consideraciones había que tener para hacerlo, como evitar a los farsantes i o los fraudes.  Fui el primero en explicar estas cosas, y otras en un libro, y además, con sentido del humor.  El libro lo publico la Editorial Dictext de Barcelona en el año 92, y se tituló “Como sobrevivir en los restaurantes y disfrutar en el intento” Titulo que evidentemente buscaba llamar la atención del lector y que medio copie de un libro que un par de años antes  había sido un autentico betseller : “Como ser mujer y no morir en el intento”, de
Carmen Rico Godoy,  i el año anterior había servido  de guion para una película del mismo titulo dirigida por Ana Belén y protagonizada por  Carmen Maura, que lleno las salas de cine. Estaba clarísimo, un libro que podía ser polémico, con un titulo así, iba a ser un gran éxito, me haría rico, y famoso, pero rico sobre todo.

No fue así. Mi primer contacto con la industria editorial fue prácticamente un fracaso. A pesar de una buena repercusión mediática, el libro se vendió poco, o al menos, eso me dijo el editor. Tan solo  unos cientos de ejemplares de los que cobre el diez por ciento, apenas una propina por haberme pasado varios meses escribiendo. Fue un autentico desengaño, un baño en la cruda realidad de industria editorial. Curiosamente, nueve años después, el chef norteamericano Anthony Bourdain , publico “Confesiones de un Chef”, un libro muy parecido en su concepto al mío, eso si, con un lenguaje mas grosero y contenidos mas explícitos,  y el tipo se hizo millonario vendiendo millones de ejemplares en ingles, y en el resto del mundo.  

Sin embargo, pasado el desengaño inicial, me quedó la satisfacción de haber cumplido mi sueño de ser escritor, aquel que había apuntado en mi primer DNI y que había hecho sonreír con sorna un funcionario policial. La sensación de tener entre mis manos la suavidad brillante del guaflex,  el olor de la tinta y el papel  nuevo, el olor de un sueño cumplido. Ya era escritor de verdad.

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