En todas las
cocinas, hay por lo menos un calendario. A nivel practico, nos sirve para
ordenarnos la vida cotidiana; nos indica
el día del mes, de la semana, algunos nos dan informaciones mas o menos
valiosas, como los santos, o los distintos estados de la luna, todo ello en el
cielo. Muchos tenemos la costumbre de apuntar las citas, con el medico, el
dentista, con el abogado, o los cumpleaños de parientes y amigos; y lo hacemos
garabateando letras apretadas, casi siempre en rojo, junto a los ordenados
números del calendario. A otro nivel, menos practico pero mucho mas importante,
el calendario culinario nos va reescribiendo la gastronomía cotidiana, estableciendo
un orden que nos recuerda los cambios
estacionales o las fiestas tradicionales,
ambas cosas fundamentales a la hora de decidir que cocinamos y como.
Hay varios tipos
de calendarios. Los que regalan los bancos
- o regalaban antes de la crisis, ahora los venden - que suelen ser de buena calidad, con hermosas fotos de espacios
naturales o grandes edificios. Están los
calendarios que regalan en los bares de
barrio o tiendas de comestibles, con fotos de animales domésticos adorables, o
vírgenes y santos, también adorables. Sin duda alguna, mis favoritos son los
que te regalan en el restaurante chino; no te dan ninguna clase de información
adicional, tan solo los meses desplegados en un rollo de papel arrugado, como
una cortina, y dibujos de la muralla china o de cisnes volando. Pero me fascina
que los años tengan nombre de animales, sobre todo por que nací en el año del
tigre, si hubiera nacido el año de la rata, o de la cabra, a lo mejor no
pensaba igual. Otro tipo de calendarios, ya más elegantes, o pijos, son los que
venden en librerías y grandes almacenes. Abarcan muchos temas, algunos ya clásicos,
como los de Tintín o Mafalda, también los inevitables de Hello Kitty, pasando
por los dedicados al mundo Disney, Justin Bieber, los de las fotos de bebes
dentro de macetas y floreros y por
supuesto, los futboleros. Y finalmente, están los calendarios
profesionales, o lo que es lo mismo, los que regalan los distintos fabricantes
o proveedores.
