lunes, 19 de noviembre de 2012

La castañera i el cambio climático






Junto a una fuente, a la que nunca vi dar agua. Bajo un platanero que en verano daba sombra y en invierno tamizaba los tenues rayos de sol, se colocaba siempre, puntual la castañera.  Hacía un frio de mil demonios. Un frio que viajaba por las calles subido en la tramontana, que a veces nos empujaba  hacia delante, otras veces hacia atrás, y casi siempre acechaba tras las esquinas para abofetearnos por sorpresa con sus hirientes manos largas. 

El cucurucho de castañas nos calentaba los dedos, los boniatos bien envueltos, los bolsillos; y caminábamos felices con aquellos regalos, golosinas de niños en aquellos tiempos en que lo dulce no era tan cotidiano, tan accesible. Ahora ya no hace aquel frio, la tramontana se ha dulcificado, los abrigos son  mas livianos, las bufandas inexistentes, y las castañas y boniatos, ya no gustan a ningún niño. Todo es culpa del cambio climático. 

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