miércoles, 21 de noviembre de 2012

Preparando la Navidad





En noviembre, con crisis o sin crisis, nos acercamos a la Navidad. De hecho hace ya cerca de un mes que muchos ayuntamientos ya han iniciado la instalación de la parafernalia  luminosa que cubre como una telaraña multicolor calles y plazas. Es la señal.  Hay que poner en marcha las megas estructuras comerciales que convertirán el próximo mes de diciembre  en un agosto invernal,  donde las luces de los neones sustituirán el calor del Sol, y  los dorados brillantes de los escaparates,  disfrazaran de fiesta las calles.  

En la cocina profesional hay que planificar, si es que no se ha hecho ya, los menús navideños,  y el fin de año.  Como en la cocina domestica, familiar, hay dos formas de enfrentarse a ello, la primera es seguir las pautas indicadas por la tradición, el recetario del calendario gastronómico, y diseñar estos importantes menús con aquellos platos entrañables que en su concepción,  están pensados para satisfacer todos aquellos apetitos que se convocan alrededor de la mesa bien puesta de Navidad: los estrictamente físicos, gustativos,  y aquellos otros apetitos que produce  el hambre emocional, la añoranza de tiempos pasados, la melancolía, el recuerdo de aquellos que no están, y por supuesto, la gran felicidad de  compartir mantel, con los que si están.  

Las grandes ollas, los asados ostentosos, evocan una cocina de gran familia, de fiesta, la fiesta de los sentimientos.  La otra forma de plantear los menús navideños,  es dando paso a un recetario de corte mas creativo, dejando a un lado el dictado de la costumbre y plantear un propuesta compuesta de platos mas sofisticados – en su concepción, no necesariamente en su ejecución – que estarían  mas cerca de la cocina profesional que de la domestica.  En todo caso, aunque este tipo de recetario no invoque los mismos valores sentimentales de la entrañable cocina tradicional,  aquella que nos recuerda quienes somos, de donde venimos, en Navidad,  mas que en ningún momento del año, el regreso al  hogar, mas allá de los tópicos,  será una hecho comúnmente constatable, y la cocina, como centro mismo del hogar,  el lugar mágico en donde todo confluirá.

Falta poco mas de un mes.
Las señales están ahí, sobre nuestras cabezas.
Hay que prepararlo todo.
Todo es magia.

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