Ven a pile 43 ...
Que el Licor 43 sea el licor español mas venido en el mundo, comercializándose en mas de 60 países; o que este hecho con una mezcla de 43 hierbas, frutas y cítricos del Mediterráneo, son datos que dicen mucho de este licor de amarillo dorado, pero que pueden consultarse fácilmente en la Wiquipedia. En lo que a mi respecta, lo mas fascinante del 43 es que es el mas ochentero de los licores; con ese color psicodélico que parece estar diseñado para filtrar las luces de una discoteca, como un calidoscopio. Advertir su presencia en la barra del bar, siempre me evoca hacia recuerdos de una época en que teníamos el pelo mas largo, los pantalones mas anchos y la vergüenza mas suelta. Los 80 fueron años de discoteca, de rock and roll, de punk, de la movida que nos trajo ritmos nuevos, frescos, rompedores. Alaska y Pegamoides, Loquillo y Trogloditas, Mecano, Video, y tantos grupos que revolucionaron la música y la cultura de la juventud. Un salto hacia adelante enorme que nos alejaba definitivamente del blanco y negro de la recién fenecida dictadura, y nos impulsaba a través del gris de la transición. En la cocina, sucedía algo parecido; de Francia , pasando por Euskadi y Catalunya llegaba una nueva movida que lo revoluciono todo. Los cocineros fuimos estrellas del rock y los cimentos de la restauración del país se removieron.
Casi todos caímos en brazos del nuevo ritmo. La cocina paso de ser un lugar de reclusión a un espacio de creación, y el enunciado de las cartas, eran como las letras de una canción. Había que cambiar todo, buscar nuevas experiencias, completar atrevidas asociaciones, ser osados, como el mismo lema publicitario del Licor 43: guerra a la vulgaridad !
Es lo que tiene el alcohol, te pone melancolico. A veces, solo con mirarlo. El brillo fuosforescente del 43, ilumina siempre en mi memoria un postre que compuse en esa epoca: Mouse de aguacate con aroma de mandarina, corazón de chocolate y crema de arroz con leche; un postre sicodelico tambien, fruto de la cocina de la epoca, tendencia, lo que se llevaba y que culminaba un menu que presente en un evento, "Cenas con Chefs Tres Estrellas" que organizaba mi amigo Fulgencio Garcia en su Rt Albereda, en Girona. Un ciclo en el que yo fui el tercer invitado, tras los grandes Luis Irizar y Paco Rubio, del Palas de Madrid. Fue aquella una gran noche, emocionante, con amigos en la cocina, como Frances Lopez Joaquina, uno de los mas grandes cocineros de nuestro pais y el unico que ha conseguido el sub campeonato del prestigioso premio culinario Tattinger, y en las mesas, como el ilustrisimo Jaume Fabrega, o el editor de mi primer libro "Como sobrevivir en los restaurantes y disfrutar en el intento", o los hermanos Roca, Josep y Joan, que en aquellos años, ponian los cimientos de su particular revolución. Cocinemos como una banda de rock, y salimos despues a la sala a ser aplaudidos.
Aquel menú, aquella noche en el Albereda, fue el siguiente:
Caracola de centollo con salsa fría de escalivada
Crujiente de puerros con ensalada tibia de sesos marinados y fritos
Rodaballo al Jabugo con civet de cava rosado y brandada de erizos de mar
Solomillo relleno con langosta y salsa trufada de cabeza de ternera
Mouse de aguacate con aroma de mandarina y corazón fondant de chocolate con crema de arroz con leche
Lo que decía, guerra a la vulgaridad !
Que el Licor 43 sea el licor español mas venido en el mundo, comercializándose en mas de 60 países; o que este hecho con una mezcla de 43 hierbas, frutas y cítricos del Mediterráneo, son datos que dicen mucho de este licor de amarillo dorado, pero que pueden consultarse fácilmente en la Wiquipedia. En lo que a mi respecta, lo mas fascinante del 43 es que es el mas ochentero de los licores; con ese color psicodélico que parece estar diseñado para filtrar las luces de una discoteca, como un calidoscopio. Advertir su presencia en la barra del bar, siempre me evoca hacia recuerdos de una época en que teníamos el pelo mas largo, los pantalones mas anchos y la vergüenza mas suelta. Los 80 fueron años de discoteca, de rock and roll, de punk, de la movida que nos trajo ritmos nuevos, frescos, rompedores. Alaska y Pegamoides, Loquillo y Trogloditas, Mecano, Video, y tantos grupos que revolucionaron la música y la cultura de la juventud. Un salto hacia adelante enorme que nos alejaba definitivamente del blanco y negro de la recién fenecida dictadura, y nos impulsaba a través del gris de la transición. En la cocina, sucedía algo parecido; de Francia , pasando por Euskadi y Catalunya llegaba una nueva movida que lo revoluciono todo. Los cocineros fuimos estrellas del rock y los cimentos de la restauración del país se removieron.
Casi todos caímos en brazos del nuevo ritmo. La cocina paso de ser un lugar de reclusión a un espacio de creación, y el enunciado de las cartas, eran como las letras de una canción. Había que cambiar todo, buscar nuevas experiencias, completar atrevidas asociaciones, ser osados, como el mismo lema publicitario del Licor 43: guerra a la vulgaridad !
Es lo que tiene el alcohol, te pone melancolico. A veces, solo con mirarlo. El brillo fuosforescente del 43, ilumina siempre en mi memoria un postre que compuse en esa epoca: Mouse de aguacate con aroma de mandarina, corazón de chocolate y crema de arroz con leche; un postre sicodelico tambien, fruto de la cocina de la epoca, tendencia, lo que se llevaba y que culminaba un menu que presente en un evento, "Cenas con Chefs Tres Estrellas" que organizaba mi amigo Fulgencio Garcia en su Rt Albereda, en Girona. Un ciclo en el que yo fui el tercer invitado, tras los grandes Luis Irizar y Paco Rubio, del Palas de Madrid. Fue aquella una gran noche, emocionante, con amigos en la cocina, como Frances Lopez Joaquina, uno de los mas grandes cocineros de nuestro pais y el unico que ha conseguido el sub campeonato del prestigioso premio culinario Tattinger, y en las mesas, como el ilustrisimo Jaume Fabrega, o el editor de mi primer libro "Como sobrevivir en los restaurantes y disfrutar en el intento", o los hermanos Roca, Josep y Joan, que en aquellos años, ponian los cimientos de su particular revolución. Cocinemos como una banda de rock, y salimos despues a la sala a ser aplaudidos.
Aquel menú, aquella noche en el Albereda, fue el siguiente:
Caracola de centollo con salsa fría de escalivada
Crujiente de puerros con ensalada tibia de sesos marinados y fritos
Rodaballo al Jabugo con civet de cava rosado y brandada de erizos de mar
Solomillo relleno con langosta y salsa trufada de cabeza de ternera
Mouse de aguacate con aroma de mandarina y corazón fondant de chocolate con crema de arroz con leche
Lo que decía, guerra a la vulgaridad !
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