40 años en la cocina,
retrospectiva
Mi primer libro
Siempre quise ser escritor. Lo tenia tan claro, y tan pronto, que en mi
primer carnet de identidad, a los catorce o quince años,
en la casilla de profesión, no tuve la mas mínima duda al poner :
escritor. Aun recuerdo la cara de
escepticismo que me puso el funcionario policial —Escritor?— preguntó, —Si,
escritor— respondí con una sonrisa de
autocomplacencia total. De hecho, ya había hecho mi primer verano en la cocina,
pero era una trabajo temporal, o al menos eso creía en aquel momento, además, a
aquel tipo, tampoco le importaba lo que
yo hiciera con mi vida. Por eso, cuando
tuve mi primer libro entre mis manos, fui tan feliz.
Hacia tiempo que publicaba
artículos y reportajes en distintas revistas; de hecho ya a los quince años
había escrito y publicado algunos textos en la revista Ancora, semanario de la
Costa Brava, divagaciones varias sobre
la vida i el mundo de adolescente comprometido, textos que no resisten en forma
alguna una relectura actual. Pero un
libro, con mi nombre en la portada, eso era alcanzar por fin , quince años
después, el objetivo indicado en mi primer DNI. O al menos, así me lo parecía
entonces, y me lo parece ahora. Me hubiese encantado escribir y publicar una gran
novela, una ficción enorme con multitud de personajes y una compleja trama llena de situaciones; aun lo
deseo, pero finalmente, y por lógica, mi primer libro hablaría de cocina. Eso
si, no iba a ser uno cualquiera, un
titulo mas que transitara discretamente por las librerías; tenia que ser algo
nuevo, sorprendente, distinto, un libro que a nadie antes se le hubiera
ocurrido, o al menos, que no hubiera publicado. Era muy difícil, pero lo
conseguí.
En los ochenta llego la
revolución de la nueva cocina, aquella que catapulto a los cocineros muy por
encima de sus recónditas y olvidadas cocinas, hasta la popularidad absoluta y
gran notoriedad social. De repente ser
cocinero, era lo mas, estaba de moda,
tanto, que hasta algunos que jamás habían pisado una cocina, de repente
aparecían vestidos con impolutas chaquetillas blancas de cocinero. La nueva gramática culinaria se extendió por
todos sitios cambiando las cartas de los restaurantes y la forma de entender la
cocina. Algunos interpretaron estas nuevas formulas a su manera, con mas o
menos fortuna, y otros, demasiados, las usaron de coartada para servir en sus
mesas platos abominables.
Me propuse explicarlo todo. Y de
paso, también como funcionaban los restaurantes; las interioridades, la
trastienda. Quería que los lectores supieran lo que ocurría cuando el camarero
llevaba su comanda a la cocina, como se organizaba el trabajo, como se
relacionaban camareros y cocineros, como se le ponía nombre a los platos, que
era un cocinero, un chef , un maitre, que mas personajes habitaban los
restaurantes, de donde venían y sus funciones,
etc… También unos consejos de cómo acertar al escoger restaurante, que
prevenciones y consideraciones había que tener para hacerlo, como evitar a los
farsantes i o los fraudes. Fui el primero
en explicar estas cosas, y otras en un libro, y además, con sentido del
humor. El libro lo publico la Editorial
Dictext de Barcelona en el año 92, y se tituló “Como sobrevivir en los
restaurantes y disfrutar en el intento” Titulo que evidentemente buscaba llamar
la atención del lector y que medio copie de un libro que un par de años
antes había sido un autentico betseller
: “Como ser mujer y no morir en el intento”, de
Carmen Rico Godoy, i el año anterior había servido de guion para una película del mismo titulo
dirigida por Ana Belén y protagonizada por
Carmen Maura, que lleno las salas de cine. Estaba clarísimo, un libro
que podía ser polémico, con un titulo así, iba a ser un gran éxito, me haría rico,
y famoso, pero rico sobre todo.
No fue así. Mi primer contacto
con la industria editorial fue prácticamente un fracaso. A pesar de una buena
repercusión mediática, el libro se vendió poco, o al menos, eso me dijo el
editor. Tan solo unos cientos de
ejemplares de los que cobre el diez por ciento, apenas una propina por haberme
pasado varios meses escribiendo. Fue un autentico desengaño, un baño en la
cruda realidad de industria editorial. Curiosamente, nueve años después, el
chef norteamericano Anthony Bourdain , publico “Confesiones de un Chef”, un
libro muy parecido en su concepto al mío, eso si, con un lenguaje mas grosero y
contenidos mas explícitos, y el tipo se
hizo millonario vendiendo millones de ejemplares en ingles, y en el resto del
mundo.
Sin embargo, pasado el desengaño
inicial, me quedó la satisfacción de haber cumplido mi sueño de ser escritor,
aquel que había apuntado en mi primer DNI y que había hecho sonreír con sorna
un funcionario policial. La sensación de tener entre mis manos la suavidad brillante
del guaflex, el olor de la tinta y el papel
nuevo, el olor de un sueño cumplido. Ya
era escritor de verdad.